sábado, 31 de enero de 2015

Los vientos favorables

Hay días en que los vientos no dejan que llegues a ninguna parte. Comenzamos la segunda vuelta en un vendaval en el que era casi imposible jugar al fútbol. Empatamos y seguimos líderes. Hoy los vientos eran más psicológicos, y tras el gol del Mallorca nos asomamos a ese abismo de la impotencia que en otras temporadas nos hubiera derrotado; pero las sensaciones son ahora muy distintas. Ganamos en el último minuto y de penalti, como quieren ganar todos los que entienden el fútbol como un deporte no apto para cardíacos.
Vimos cómo Momo corría hacia el balón y cómo el balón trataba de alejarse de un portero que hoy estaba empeñado en convertirse en una especie de Zamora o de Arconada de leyenda. Cabrero lo paraba todo, incluso los tiros en fuera de juego inexistente cuando se quedaba mano a mano con los jugadores amarillos. Esos vientos soplaron a nuestro favor con la irrupción de Ortuño, un nuevo fichaje que parece que se suma al resto de acertadas incorporaciones de esta temporada. Y luego se concretaron con la pausa y el geito de Valerón, y con el coraje de un equipo que se niega a bajarse del tren de los sueños en el que viaja ahora mismo. Estos son los encuentros en los que nos jugamos el ascenso. Quedan en la memoria del jugador y del aficionado. Esa será la memoria que nos salve en esta segunda vuelta, la seguridad de que pase lo que pase se pueden ganar los partidos a fuerza de insistencia, talento y confianza. Ya estamos en 2015. Este tiene que ser el año del ascenso. El pasado año todavía soñábamos. Ahora ese sueño lo estamos empezando a tocar con la punta de los dedos, aunque sea en el último minuto y de penalti. Cada victoria es un paso de gigante que nos separa del Sporting, el Girona, el Valladolid o el Betis. Esa es nuestra Liga. Y de momento la vamos ganando.

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